“El factor
más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe.
Averígüese esto y enséñele en consecuencia”.
(Ausubel, Novak y Hanesian, 1983)
Aunque
tiene sentido llevar a cabo la evaluación de los conocimientos previos en
cualquiera de los momentos de la clase, debido a la necesidad de la
disponibilidad de estos por parte de los alumnos en el momento que se necesita;
dada la dificultad de conocer todo lo que el estudiante conoce previamente es más
conveniente y de utilidad hacer una exploración general al iniciar una clase o
unidad didáctica.
Revisar estos
conocimientos al inicio de un tema nos permite ajustar el objetivo concreto que
perseguimos a tiempo o qué estrategia o actividades diseñar para que los
estudiantes alcancen empalmar lo que saben con lo que deben aprender.
Esta acción
beneficia todo el proceso de enseñanza y de aprendizaje, debido a que la
exploración de estos saberes nos indican el punto de inicio más preciso desde
donde iniciar el contenido a desarrollar, lo que como proceso de enseñanza, los
docentes pierden menos tiempo en hacerse entender, dándose a entender mejor; y
como proceso de aprendizaje los estudiantes asemejan y perciben más manejable
el nuevo tema con los conocimientos que ya manejan, lo que hace más rápido,
efectivo y duradero su aprendizaje.
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